Hermandad del Santísimo Sacramento y Ánimas Benditas.

Esta Hermandad Sacramental tiene su origen en la desaparecida Iglesia Parroquial de Santa Cruz, situada en buena parte del solar que hoy ocupa la plaza de igual nombre, la cual fue derribada en 1.810. No se sabe con certeza el año de su fundación, pero se puede pensar nacida como consecuencia del desarrollo devocional inspirado por Doña Teresa Enríquez en pro de fomentar la adoración a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar, allá a comienzos del siglo XVI. Diversas circunstancias que se dieron en el auge de la hermandades sacramentales sevillanas en general, pueden hacer pensar en su casi segura existencia a finales del siglo citado. Los datos fehacientes de la existencia de esta Institución, se sitúan en el concreto año de 1.628 en la que se dispone a la construcción de una capilla para instalar en ella el sagrario parroquial, la cual fue ampliada en 1.681.

La desparecida Iglesia de Santa se creó como ayudantía de la Parroquial del Sagrario, por lo que estuvo controlada y visitada por los miembros del Cabildo Catedralicio. Igualmente la Sacramental, como ente indisolublemente unido a la parroquia, también lo estaría en ciertos aspectos relacionada a la Sacramental del Sagrario. Su misión fundamental como todas las hermandades de su estilo, era la de dar culto al Santísimo, organizar la llamada procesión de impedidos, el montaje y desmontaje del monumento del Jueves Santos, y asistir a la procesión del Corpus; además como Hermandad de Ánimas, había de cuidar del entierro de sus hermanos y que se le oficiaran las misas que tenían establecida para el bien de sus almas.

Se sabe que hacia 1.755 su capilla estaba en la nave del evangelio del desaparecido templo de Santa Cruz, poseyendo reja de hierro y acceso a la cripta situado ante la misma. Igualmente se conoce la existencia de un lienzo sobre el retablo dedicado al Espíritu Santo, figurando además varios cuadros, destinados a la Vida de la Virgen, a la Virgen de los Reyes, San Gregorio, la Verónica, Ánimas del Purgatorio, San Miguel, la Cena, y otros dedicados a temas marianos. También le pertenecieron una imagen del Niño Jesús y otra de San Juan Bautista. Todas estas piezas, tanto pinturas como imágenes se fueron incorporando a los bienes de Hermandad en distintas épocas. Poseía igualmente una Custodia de la cual no se tienen noticias para poder describirla, y un palio procesional con sus correspondientes seis varas. Se contabiliza también dentro del ajuar un guión sacramental principal y otro secundario para uso más común, así como un juego de dos ciriales cincelados en plata que se conservan en la actualidad, y un paño mortuorio que identificamos con el que cuelga de una de las paredes de la sacristía de la actual Iglesia Parroquial de Santa Cruz.

A juzgar por los datos que se conocen, no parece que la Sacramental de Santa Cruz fuese una Institución ni de fuerte, ni tan siquiera mediana economía, pero sí con capacidad suficiente para llevar a cabo sus obligaciones con la dignidad necesaria.

Una vieja aspiración de los hermanos que regían la Hermandad a principios del siglo XVIII era trasladar el sagrario a otra capilla. Este proyecto se sustentaba en que la utilizada hasta ese momento quedaba cercana a la puerta principal del templo, de forma que los fieles que se dirigían al altar mayor a oír misa, o al rezo del Santo Rosario, daban la espalda al sagrario. Tras estudiarse la posibilidad de trasladarse a la capilla llamada del Descendimiento, así denominada por encontrarse en ella el famoso cuadro de Pedro de Campaña, determinan el 15 de Septiembre de 1.709 solicitar una de las capillas laterales existentes en la nave del evangelio a su propietario Don Martín Auñón Torregrossa y Monsalve, quien accede a ello; sin embargo el traslado se retrasó, no teniendo lugar al menos de forma definitiva hasta 1.745, tras haber reformado la Hermandad el retablo en el que se veneraba la imagen de un Crucificado, para lo cual precisó la actuación del ensamblador Felipe Fernández del Castillo, el dorador Juan Moreno, y el pintor Pedro Tortolero. Fue así como la Sacramental continuó su andadura en la capilla que se llamó de los Torregrossa, también de los Auñón, y también del Santo Cristo por el Crucifijo en ella venerado.

En tal situación siguió la Hermandad Sacramental hasta el derribo de la Iglesia como ya dijimos en 1.810, en cuyo 11 de Julio la sede parroquial fue instalada en el templo de los Clérigos Menores – actual de Santa Cruz -, el cual había sido expropiado por los franceses a dicha Orden. En este templo el sagrario había estado en tiempo de los Menores en el retablo existente en testero del crucero del lado del evangelio, pero las pretensiones de la Hermandad de seguir utilizando tal retablo se vieron frustradas, ya que en tal sitio se había instalado la Hermandad de la Coronación de Espinas (El Valle), por lo que obtuvo permiso para que el sagrario fuera colocado en el retablo frontero, perteneciente a la Hermandad de Nuestra Señora de la Paz, lo que aceptaron los miembros de esta Hermandad sin ningún inconveniente, dado que la mayoría de sus hermanos también pertenecían a la Sacramental. Al ser restituida la iglesia a sus legítimos dueños tras la expulsión del invasor, la sede parroquial se instala provisionalmente en el oratorio del Hospital de los Venerables Sacerdotes, para volver definitivamente a la antigua Iglesia de los Menores – expropiada esta vez por la desamortización de Mendizábal -, el 29 de Junio de 1.840. De esta forma la Sacramental siempre unida a los destinos de la Parroquia queda establecida en el nuevo templo, siendo su Cabildo el encargado de organizar la procesión de traslado.

Al haberse trasladado ya por aquel entonces la Hermandad de la Coronación de Espinas a otro templo, no hubo inconveniente para que el sagrario se instalara en el retablo antes pretendido. Con posterioridad, hacia 1.880, se produjo la sustitución del antiguo retablo por el actual, procedente de la desaparecida iglesia del convento de Nuestra Señora de la Asunción.

Al principio del siglo XX, la situación económica de la Sacramental no era desahogada; mucho menos lo era la de otra Hermandad establecida en el mismo templo de Santa Cruz: la de Nuestra Señora de la Paz. Se comienza a hablar de la posibilidad de la unión de ambas corporaciones, opción auspiciada por el Padre Arellano, Cura Párroco de Santa Cruz. Por fin, en Cabildo celebrado el 13 de Enero de 1.907 con la presencia de seis hermanos, el citado Párroco da lectura al acta de fusión de las dos Hermandades, que aprobado por la autoridad eclesiástica, lleva fecha de 7 de Enero de 1.907. DE acuerdo con este decreto, el título de la Corporación pasará a ser el de Hermandad del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora de la Paz.

Besapies Stmo. Cristo de las Misericordias

Hermandad de Nuestra Señora de la Paz.

El edificio de la antigua Iglesia Parroquial de Santa Cruz, del que ya dimos noticia al hablar de la Hermandad Sacramental, era una antigua edificación que primero se usó como mezquita y posteriormente como sinagoga, hasta que en 1.391 fue erigido en templo parroquial. Se trataba pues de una construcción padecedora de achaques crónicos propios de su antigüedad. Según se cree, uno de los personajes que actuó como mecenas protector del templo fue el arzobispo de Sevilla, Don Pedro González de Mendoza, quien fue designado en 1.474 cardenal de la sede de Toledo, bajo el título de la Santa Cruz de Jerusalén. Posiblemente no fue una casualidad la adopción de tal título, quizá por la vinculación de este prelado con la Iglesia de Santa Cruz de nuestra ciudad. Desde la capital toledana, el citado cardenal hace llegar a esta parroquia una imagen de la Virgen con el título de la Paz, advocación establecida en Toledo desde tiempos de Alfonso VI.

La primera ubicación conocida de esta Imagen fue en un retablo adosado al muro del templo, concretamente a la derecha del altar mayor. Con el transcurrir del tiempo, la Virgen de la Paz fue consiguiendo la devoción de los feligreses, de forma que le fue fundada un Hermandad en su honor con el objeto de practicar ante ella el rezo del Santo Rosario. Esta Hermandad, es creída como fundada a principios del XVII, pero documentos que acrediten su existencia como entidad autorizada por el arzobispado no consta hasta el año de 1.719, adoptando el título de Ilustre Hermandad del Santísimo Rosario de Nuestra Señora de la Paz. Esta Institución resultó ser floreciente durante el siglo XVII y parte del XVIII, plateándose colocar a la Imagen en un lugar más digno de la Iglesia, como era la Capilla del Descendimiento, para lo cual concede permiso su propietario Don Nicolás de Silva. Sin embargo, ello no fue necesario ya que un hermano cuyo nombre no consta, costeó a sus expensas nueva capilla con camarín y reja en el ángulo superior del templo, colateral con el lado del evangelio del altar mayor.

Además de la novena que se celebraba en honor de la Virgen de la Paz, y el rezo del Santo Rosario ante su Imagen, que en determinadas épocas llegó a ser diario, la Hermandad realizó con frecuencia Rosarios públicos que se rezaban por las calles del barrio, para lo cual disponía de tres bellos simpecados los cuales se conservan en las dependencias de la Hermandad de Santa Cruz. Es muy posible que Nuestra Señora de la Paz fuera sacada procesionalmente en los límites de la feligresía, pero sobre este particular no se ha encontrado documentación fehaciente.

En el año 1.776 les fueron aprobadas nuevas Reglas por el arzobispado hispalense, las cuales fueron ratificadas por el Consejo de Castilla mediante Real Cédula del Supremo y Sala de Gobierno de su Majestad el 4 de Noviembre de 1.788. Tras el derribo de la antigua Iglesia Parroquial de Santa Cruz en 1.810, la Hermandad intentó sin éxito acompañar a los destinos de la Parroquia que se trasladó al actual templo de Santa Cruz, siendo sus deseos establecer su sede en la Iglesia de la Parroquia de Santa María la Blanca, a lo que se opuso el Cabildo Catedralicio, que la obligó a mantenerse unida a los destinos de la parroquia a la que siempre había pertenecido. De esta forma, acaba instalándose en la actual Iglesia de Santa Cruz en 1.810, ocupando el retablo ubicado en el testero del crucero perteneciente al lado de la epístola. De este edificio y por los mismos motivos que dijimos al hablar de la Sacramental, se trasladó al Oratorio de los Venerables Sacerdotes, donde permaneció la Institución precariamente establecida hasta el 29 de Junio de 1.840, formando en la procesión de traslado definitivo a la nueva sede parroquial – antigua Iglesia de los Menores -, la Imagen de la Virgen.

Venerada nuevamente la efigie de Nuestra Señora de la Paz en el retablo ya citado, este sufre las consecuencias de un incendio poco antes del mes de Noviembre de 1.874 el cual le afectó de manera importante; igualmente se vio afectada la imagen de la Señora. Para solventar la sustitución del retablo se obtiene por parte del Párroco otro procedente del extinguido Convento de la Asunción, que finalmente no fue utilizado para el fin que estaba pensado, sino que se colocó en otro lugar de la Iglesia como ya explicamos al hablar de la Sacramental. Tras tomar esta determinación, se le encarga al prestigioso Virgilio Mattoni un boceto para la construcción de un nuevo retablo hacia 1.876, el cual se conserva en las dependencias de la Hermandad Santa Cruz. También se desestimó esta posibilidad, optándose por la restauración del primitivo retablo, que es el que hoy se sigue conservando en el testero del crucero en el lado de la epístola.

La imagen de la Virgen de la Paz que donara el Cardenal Don Pedro González de Mendoza, creemos que es la que hasta el momento que llevamos historiado veneró la Hermandad, si bien se puede pensar que primitivamente era una efigie toda de talla, y después reconvertida para poder ser vestida. Por tanto, esta bien podría ser la imagen afectada por el incendio al que nos hemos referido. Debido a la antigüedad que presumimos para la imagen primitiva, y los daños que sufriera en el incendio, llegó a la Iglesia de Santa Cruz alrededor de 1.879, otra imagen de la Virgen, que advocada del Rosario, se encontraba prácticamente sin culto en el templo parroquial de la Magdalena. Esta efigie sería a la que partir de ese momento veneraría la Hermandad, la cual, tras una gran decadencia que comienza a finales del XIX y que continuaría en los primeros años del siglo XX, acabaría fusionándose con la Hermandad Sacramental de la Parroquia el 7 de Enero de 1.907. Finalmente digamos que se desconoce el paradero de la primitiva imagen de la Virgen de la Paz, y que la bella efigie que la sustituyó recibe culto actualmente presidiendo el altar mayor de la Iglesia Parroquial de Santa Cruz.

Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de las Misericordias, Santa María de la Antigua y Nuestra Señora de los Dolores

Como fruto de las inquietudes de un grupo de personas devotas de la imagen del Cristo de las Misericordias que se veneraba en la Iglesia Parroquial de Santa Cruz, surge la fundación de esta Cofradía, que ve sus primeras Reglas aprobadas en tiempos de Cardenal Spínola, concretamente el 13 de Septiembre de 1.904. El primer Cabildo celebrado tuvo lugar el 25 de Octubre del citado año, siendo su primer Hermano Mayor D. Francisco Pacheco y Núñez del Prado. Estableciéndose en estos estatutos su salida en la tarde del Martes Santo, se produce su primera estación de penitencia el 18 de Abril de 1.905 desde la Iglesia Conventual de Madre de Dios (calle San José), ya que el paso que le había sido prestado para la procesión - el del Duelo de la Hermandad del Santo Entierro -, no cabía por la puerta del templo de Santa Cruz. Compuesto por 111 nazarenos, salió el cortejo algo después de la siete y media de la tarde, presentándose el inconveniente de que las dimensiones del paso no le permitía transcurrir por la calle Segovia por lo que tuvieron que ser desmontados los respiraderos, y debido al retraso que ello supuso, la Cofradía se vio obligada a acortar el recorrido de acceso a la Carrera Oficial, a pesar de lo cual cuando llegó a la Catedral se encontró con las puertas cerradas, por lo que volvió al Convento de Madre Dios sin entrar en el templo metropolitano. En esta su primera salida contó con un solo paso en el que se contemplaba según diarios de la época el clásico Calvario, compuesto por la imagen del Cristo de las Misericordias que todos conocemos, la Virgen de los Dolores, realizada por Emilio Pizarro – actualmente advocada como Santa María de a Antigua -, que iba abrazada al madero, San Juan y las tres marías.

El segundo paso utilizado – ya en 1.906 -, fue el cedido por los Padres Escolapios y que había sido utilizado para que procesionara San José de Calasanz, siendo en este año cuando se incorpora al cortejo la capilla musical. Pronto aparecerían los primeros problemas económicos, hasta el punto de no hacer estación en 1.909, acordándose en Cabildo poner a disposición del Cardenal Almaráz la Hermandad para que ordenase lo que estimara oportuno. La respuesta del prelado animando a la Junta de Gobierno a seguir adelante, hizo renacer la ilusión de un principio, y como consecuencia de ello fue posible la salida en la Semana Santa de 1.910. En la del año siguiente, y tras restaurar y acortar en sus dimensiones el paso del Señor del Silencio adquirido a la Hermandad de la Amargura vuelve a procesionar el Martes Santo. Sin embargo, en este mismo año de 1.911, fallece el único hermano Mayor que hasta el momento había tenido la Cofradía, D. Francisco Pacheco y Núñez del Prado, iniciándose a partir de entonces un gran declive en la Corporación, que poco a poco hizo que prácticamente acabara casi extinguida.

Ya en 1.917, y viendo un grupo de feligreses la inactividad de la Hermandad en todos los sentidos, deciden reorganizarla y llevarla a un estado floreciente. A la cabeza de este grupo se encontraba el sacerdote D. José Sebastián y Bandarán, decidiéndose en Cabildo del 7 de Febrero del mencionado año que la Cofradía volviera a hacer estación. Hacía algún tiempo que la Hermandad se había planteado la construcción de paso de palio, y siendo intención de la Junta de Gobierno al parecer colocar en el mismo la imagen de la Virgen de los Dolores tras serle transformado su candelero, el Padre Sebastián y Bandarán, consigue del Cardenal Almaráz la cesión de la imagen de la Virgen de la Antigua Siete Dolores y Compasión, que había pertenecido a una extinguida Hermandad, y que se hallaba sin culto en la Iglesia Parroquia de la Magdalena. Esta imagen procesionaria a los pies del Cristo de las Misericordias colocada en la delantera del paso y mirando al frente en la Semana Santa de 1.920 y 1.921. Posiblemente la llegada de esta Imagen, según parece sin la aprobación del Cabildo perceptivo – al menos en las actas no se recoge -, originó una crisis interna en el seno de la Hermandad que dio lugar a dimisiones en cadena durante 1.920, dando lugar a la creación de una “Junta de Emergencia” que conseguiría, no sin enormes esfuerzos, que la Cofradía procesionara en 1.921. Finalmente, y tras devolver la imagen de la Dolorosa de la Antigua a la Magdalena, y abandonada momentáneamente la idea de hacer un paso de palio, la Hermandad vuelve a la normalidad.

Prueba de lo indicado últimamente, se estrena un magnifico paso para el Cristo de las Misericordias el Martes Santo de 1.922. El boceto fue encargado al arquitecto Aníbal González y Álvarez Osorio, siendo los trabajos dirigidos por su hijo Cayetano González Gómez, corriendo la labor de talla y ebanistería a cargo del hermano de Santa Cruz Manuel Casana, mientras que los faldones los confeccionaron los hijos de Miguel Olmo, y los candelabros de forja el taller de Magdalena y Compañía. Este paso, de estilo gótico, rodeado de pinturas alusivas a la pasión llamó poderosamente la atención en la Sevilla cofrade de la época. Coincidiendo con el estreno de las andas, se incorpora a la escenografía del paso una nueva Dolorosa, cedida por un feligrés de Santa Cruz llamado Fernando Ybarra Llorente, que procesionó colocada de espaldas al Crucificado en la delantera del paso. Esta imagen procesionó hasta año incierto, pero por documentación gráfica se sabe que ya había sido sustituida por la primitiva – obra de Pizarro -, en el año 1.926, siendo a partir de este año aproximadamente cuando se cambia la situación de la Dolorosa en el paso, situándose mirando al Crucificado, concretamente a su lado izquierdo.

Puede decirse que a partir de 1.922 comienza a consolidarse la Hermandad, que con los lógicos altibajos propios delas instituciones, vive por lo general momentos de esplendor, atravesando los tiempos de la república, guerra y posguerra sin efectos contrarios importantes. Poco a poco, la hermandad se engrandece con la incorporación de nuevos hermanos, se aumentaría el número de nazarenos, se crearía en la procesión el tramo de penitentes, y las hermanas participarían en la estación a partir de 1.947, sin vestir túnica, pero llevando un escapulario del Cristo de las Misericordias. Igualmente se va enriqueciendo el patrimonio, con nuevas piezas de orfebrería e insignias, mientras que en el ánimo de distintas juntas se aplazaban proyectos por el momento irrealizables, como la construcción de un paso de palio, y el construir un retablo para poder venerar en el interior del templo a la Virgen de los Dolores, que habitualmente permanecía en casa de un hermano.

Al poco de cumplir sus primeros cincuenta años de vida, retorna en 1.957 a la Hermandad aquella imagen de Dolorosa de la que ya dijimos que había sido cedida en 1.922 el feligrés Fernando Ibarra Llorente, y que ahora donaba para siempre. Ello supuso el guardar la primitiva Dolorosa realizada por Pizarro en las dependencias parroquiales, pasando a ser titular la nueva imagen de la Virgen que hasta entonces había sido venerada en un oratorio privado situado en la vivienda del Sr. Ybarra. Es a partir de estos años cuando la Hermandad de Santa Cruz aprovecha para acometer nuevos proyectos, consiguiendo por fin retablo para la Virgen (1.959), aumentándose los cultos y la solemnidad de los mismos; se continúa con el aumento de la nómina hermanos – 900 entre 1.958 y 1.959 -, y consiguientemente se eleva el número de nazarenos que llega a alcanzar la cifra de 250 por estos años; comienzan a participar el grupo de monaguillos de manera definitiva en la estación de penitencia (1.963), se crea la Bolsa de Caridad (1.962), se fusiona con la Hermandad Sacramental y Nuestra Señora de la Paz (1.966), se instaura la celebración del Via Crucis del Cristo de las Misericordias por las calles del barrio (1.971), se cuenta con la primera Casa de Hermandad (1.968), y se inicia la edición del Boletín de la Hermandad, que con el título “Misericordias”, vería la luz en Octubre de 1.970. Pero posiblemente el hito histórico que más repercusión tuvo en la Sevilla cofrade en general y entre los hermanos de Santa Cruz en particular, fue la decisión de construir por fin el paso de palio, que realizado por Emilio García Armenta en la parte de orfebrería, - a excepción de la candelería obra de los Talleres Angulo -, y en los bordados realizados por Guillermo Carrasquilla, esta obra de arte salió por primera vez en la Semana Santa de 1.965. Como consecuencia del estreno del nuevo paso, es modificada la imagen de la Virgen de los Dolores por Abascal Fuentes, y que posteriormente sería sustituida por otra, obra de Antonio Eslava Rubio que sale por vez el Martes Santo de 1.968. La imagen de la Virgen sustituida es entregada a la Parroquia del onubense pueblo de Bonares, donde continúa recibiendo culto.

En la década de los setenta del pasado siglo la Hermandad vive el buen momento que es general en prácticamente todas las cofradías de la ciudad. La de Santa Cruz, al amparo de su Casa de Hermandad inaugurada unos años antes, provoca la asistencia de hermanas y hermanos además de los cultos, a una vida social durante todo el año. Así se crea la tómbola de Navidad, se celebran reuniones, tertulias y conferencias, y finalmente se llenó de vida, entusiasmo y juventud con la creación de la cuadrilla de hermanos costaleros en 1.978. Igualmente se abordaron nuevos proyectos destinados a aumentar el patrimonio, acondicionándose un salón cedido por el párroco para permanente exposición de los enseres, que ya por aquel entonces – y desde algunos años antes -, comienzan a ser numerosos y valiosos. Pero sin duda, el proyecto más ambicioso de estos años fue la sustitución del antiguo paso de Cristo, que estrenado en 1.922, y ampliado posteriormente, adolecía ya de los achaques del tiempo. Así pues, el Martes Santo de 1.975, se estrena un nuevo paso, inspirado en el anterior, y conservándose para su iluminación los singulares candelabros de forja que se habían utilizado hasta entonces. El diseño fue de Antonio Martín, quien además hizo el trabajo de talla y dorado; Rafael Barbero hizo el apostolado de las esquinas; Gómez Millán la pintura de las tablas de las capillas representando escenas de la Pasión, y las monjas del Convento de Santa Isabel se encargaron de crear los bordados de los respiraderos. Casi al concluir la década de los setenta – en Octubre de 1.979 -. La Hermandad celebró su 75 aniversario fundacional, celebrándose entre otros actos litúrgicos y culturales, una procesión extraordinaria al Convento de Madre de Dios y al San José (las Teresas), en la que participó el paso del cristo de las Misericordias con el Crucificado y arrodillada a sus pies la primitiva Virgen de los Dolores, obra de Pizarro, que fue rescatada de las dependencias parroquiales.

En 1.982 pasa a regir los destinos de la Hermandad una Junta Gestora por decisión de la Autoridad Eclesiástica, y que permanecería hasta 1.986; en total cuatro años en los que los siete miembros que constituían esta Junta, y con la ayuda que le prestaron los hermanos de Santa Cruz, consiguieron con acierto que la Hermandad siguiera adelante hasta que se convocaron nuevas elecciones. Fue en este tiempo precisamente cuando se enriquece el formato del Boletín para acercarse en su presentación al que hoy se sigue editando, se construye una nueva parihuela para el paso de palio, y se reparan los varales y la crestería de dicho paso.

Hablando ya de tiempos recientes – los últimos 20 años -, las diferentes juntas de gobierno, del mismo modo que las que les precedieron y la Gestora, continuaron luchando – y lo siguen haciendo -, por el engrandecimiento de la Hermandad de Santa Cruz en todos los sentidos. En cuanto al patrimonio inmobiliario, se adquiere almacén para guardar los pasos y se construye la nueva Casa de Hermandad. Respecto al patrimonio artístico, citemos el cincelado de nueva candelería, llamador para el paso de Cristo, y un nuevo manto de salida para la Virgen; igualmente se bordaron broches y escudos en los nuevos faldones del paso de Cristo, se hizo nueva parihuela para el paso de la Virgen, , se cinceló en plata la nueva Cruz de guía y los cuatro faroles que la acompañan, se construye nuevo retablo para Santa María de la Antigua, se adquiere una hermosa saya y manto de camarín bordados para la Virgen de los Dolores. En cuanto a la conservación del patrimonio artístico , se restauran saya, estandarte, senatus, uno de los Simpecados de la Virgen de la Paz antiguos respiraderos y maniguetas del paso de Cristo, candelabros del paso de Cristo, la totalidad del paso de palio, los bordados de los paños de bocina, etcra. En la Acción Social se potencia la ayuda al pretaller de carpintería y al del taller de confección para mujeres necesitadas. Finalmente, en lo cultural se han promocionado todo tipo de actos, desde conferencias, conciertos, y visitas culturales, todo ello sin olvidar la formación espiritual y cofrade de los hermanos. Hemos de destacar asimismo la creación del grupo de hermanos acólitos que hoy por hoy constituyen todo un orgullo para la Hermandad de Santa Cruz.

Pero en estos últimos años, además de todo lo relatado han sucedido hechos de todo tipo, eventos, circunstancias – unas jocosas y otras complicadas -, pero que difícilmente puede vivir una hermandad en el relativamente corto espacio de dos décadas, así pues, y sin seguir un orden cronológico hemos de recordar el traslado en su paso de la imagen del Cristo de las Misericordias a la Catedral para estar presente durante varios meses en la exposición Magna Hispalensis celebrada en 1.992. Se sometió a labor de limpieza y construcción de nuevo candelero a la imagen de la Virgen de los Dolores, y se restauró la primitiva Virgen de los Dolores, actualmente advocada de la Antigua. Se sometió a una intervención reparadora ejercida por Ricardo Comas a la efigie del Cristo de las Misericordias, para años después trasladarla al Instituto Andaluz de Patrimonio Artístico para se restaurado en su talla y policromía. Se sufrió el cierre de la Iglesia Parroquial de Santa Cruz durante las importantes obras de consolidación, trasladándose la sede parroquial y la Hermandad a la aneja Capilla de la Escuela de Cristo. Se tomaron decisiones importantes, como devolver primero al culto, y después al paso a la primitiva imagen de la Virgen de los Dolores, , incluyéndola en las Reglas bajo el título de Santa María de la Antigua, Reglas que fueron redactadas de nuevo, y que entre otras novedades recogía la posibilidad de efectuar la estación de penitencia de las hermanas, igualándolas además en todos los sentidos con los hermanos. Y finalmente, entre el año 2.004 y 2.005 se celebró el centenario fundacional de la Hermandad, teniendo lugar gran cantidad de actos cultuales, tantos internos como externos, destacando como extraordinarios la salida en el llamado Santo Entierro Grande, y el devoto y solemne Via Crucis del Cristo de las Misericordias que contó con el rezo de una de las estaciones ante la Virgen de los Reyes. A la par fueron numerosos los actos culturales, y las distinciones a hermanos a hermanas sin olvidar a tantos y tantos miembros de la Hermandad desaparecidos t que son los auténticos artífices que la Hermandad de Santa Cruz haya llegado al presente plena de vida.

Texto: Fernando Yruela Rojas

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